Desde Coalición Valenciana nos sentimos en la obligación de denunciar ante la opinión pública la gestión de doña Rita, la alcaldesa popular que calificamos de impopular, pues no de otra manera se puede llamar una gestora que ha creado una administración municipal mastodóntica que lastra las cuentas del ayuntamiento e impide la bajada de impuestos tan necesaria en estos tiempos. Una gestora que va contra la economía del pueblo que gobierna.
Doña Rita ha sido capaz de incrementar su plantilla en un 50% generando un aumento de costes y salarios desmesurado, mientras su partido habla de austeridad, de recorte de gastos y saneamiento, esa es la realidad de la gestión de la cada vez más impopular Rita Barberá.
Coalición Valenciana no entiende como con los avances en proceso de datos e informática que han visto la luz en la última década, nuestro ayuntamiento ha necesitado para prácticamente la misma población aumentar su plantilla de forma tan desmesurada, no queremos pensar que ese incremento tenga como fin colocar a simpatizantes que puedan conseguir un buen sueldo a cambio de su voto y entendemos que simplemente se debe a una mala gestión.
Coalición Valenciana propone al Ayuntamiento de Valencia la creación de una mesa de consenso para negociar los necesarios ajustes de funcionarios, de forma que estos no se realicen de forma traumática, la optimización de las dependencias municipales, y la privatización de las que no sean necesarias. Coalición Valenciana propone que los ingresos que se generen con la venta de inmuebles y otros bienes, así como los ahorros de costes y salarios, se destinen a sanear las arcas municipales y a reducir los impuestos locales.
Por último, el equipo de Coalición Valenciana, queremos pedir a la Alcaldesa de Valencia que recapacite la decisión de cambiarnos el nombre de nuestra ciudad por el alienígena de València (Balansia), y que convoque un pleno extraordinario donde con los votos mayoritarios de su grupo, devuelva a todos los valencianos el nombre del Cap i Casal, Valéncia. La del Túria, la del Cid, la de Zeït y Zayyan, y donde Jaime I trajo al mundo a sus hijos y vivió sus últimos días.
